Salimos en dirección a Siracusa, ciudad siciliana más famosa de la antigüedad.

Visitamos la zona arqueológica con una guía local y dimos un paseo por el centro histórico. «la mejor ciudad griega y la más bella de todas». Su vibrante historia la ha dejado con una gran cantidad de monumentos, el más importante de los cuales se puede encontrar en el parque arqueológico de Neápolis: el Teatro Griego, el Anfiteatro Romano, la Latomia del Paradiso, la Grotta dei Cordari, el Ara di Lerone, Porta Urbica, el Templo de Apolo, la Catedral y el Templo de Atenea, el Templo de Zeus, el Gimnasio, las Catacumbas, el Museo Paolo Orsi y el Castillo de Eurialo. Casi nada…

Desde la terraza en el ático del Gran Hotel Ortigia disfrutamos de unas vistas increíbles del puerto y de la ciudad, justo antes de adentrarnos en Ortigia para descubrir su historia, sus monumentos y sus recovecos, en apenas dos kilómetros de largo por uno de ancho unida a tierra firme por un par de puentes

Viaje a Sicilia

Entramos en la ciudad a través de “la puerta de las maravillas” para  empezar nuestro recorrido. Enseguida llegamos la plaza donde se encuentran los cimientos de las antiguas ruinas del Templo de Apolo que, según parece, era uno de los de mayor tamaño entre los muchos templos griegos que se encontraban dispersos en toda la isla. En la foto podéis observar las dos columnas dóricas de gran altura que formaban parte del vestíbulo original. Son las últimas de su género en Sicilia y se remontan a los orígenes del templo, construido en el siglo VI a. C. Cerca de ellas encontrarás la fachada oriental, la parte del templo de mayor tamaño que aún se conserva. Pese a que la terracota decorativa que cubría el muro ha desaparecido, el templo sigue siendo una extraordinaria obra de arquitectura clásica.

 

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Como el Templo de Apolo está situado cerca del centro de Siracusa, seguimos descubriendo sus maravillas mientras paseábamos por las pequeñas calles y callejones que la conforman.

Enseguida tomamos camino hacia la más escénica de las plazas de Siracusa, la plaza del Duomo o de la Catedral. Desde luego, es precisamente el templo que da nombre a la plaza una de las visitas que hay ver en Siracusa. Lo interesante del mismo, más allá de la excelente fachada barroca, es que fue construido justo en el lugar donde se había alzado, unos veinte siglos antes, un templo griego. Aun ahora se puede observar como las antiguas columnas del templo helénico siguen formando parte de las paredes de la Catedral, un hecho que, si bien no es inédito, cuesta bastante de encontrar actualmente. Verdaderamente sorprendente.

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La Catedral de Siracusa

Construida sobre la estructura de un templo de la Grecia clásica, es una obra de Andrea Palma con una portada en estilo barroco tardío o rococó.

Destaca la presencia de las enormes columnas del templo dórico preexistente que dotan a los alzados laterales de un equilibrio clásico. Del antiguo templo, que contaba con 14 columnas laterales y 6 frontales, son todavía visibles algunas columnas del peristilo, mientras que otros restos del templo se encuentran en el Museo Arquelógico Regional “Paolo Orsi” de Siracusa.

Se aprecian estatuas que decoran la fachada y la dan un toque más armónico y estilístico.

La presencia de dos volutas curvilíneas de los laterales sirve para dar movimiento a la parte superior de la fachada y unificarla al conjunto. El juego de entrantes y salidas de cornisas la dotan de ondulación.

Se puede observar tanto en la fachada como en los laterales de la iglesia la presencia de ventanas con cristaleras de colores que permiten que el interior quede bañado de brillantes luces de colores frescos como el blanco, en la ventana más grande de la fachada; el azul en el resto de la fachada y el morado en los laterales.

La fachada, casi en movimiento, fue reconstruida con estilo rococó tras el terremoto del año 1693. Esta reparación fue llevada a cabo por Andrea Palma, el mismo arquitecto que la construyó, ya que cuando el terremoto asoló Sicilia la fachada aún no estaba finalizada.

La fachada está construida esencialmente con mármol y granito, así como piedra caliza para las molduras y grabados y pizarra para las techumbres.

Como la mayoría de las iglesias barrocas sicilianas, la fachada tiene la típica forma convexa e impresionantes escalinatas combinadas con elementos del barroco español, ya que durante esta época Sicilia aún pertenecía a la Corona de Aragón.

Deambular por las pequeñas calles del casco antiguo de Siracusa es la mejor manera de descubrir el estilo de vida siciliano, a cada íbamos descubriendo nuevos callejones o pequeños tesoros inesperados. Os muestro algunos de ellos.

Y aquí lo dejo, que si no va a parecer más un álbum de fotos que un post…

Tras pasear por sus calles y disfrutar de lo lindo con todas las sorpresas con las que nos íbamos topando, fuimos a por nuestro coche que aparcamos cerca del mercado donde por cierto vimos como hacen los bocadillos más alucinantes del mundo. Bocatas hechos con productos frescos y típicos de Sicilia hechos por ellos mismos. Tú vas pidiendo ingredientes y el patriarca de la familia Borderi añadiendo los que él considera y aderezándoles con aceite de oliva hasta conseguir un bocadillo que aunque parece imposible de comer por el tamaño, empiezas y te aseguro que le das fin sin problemas.

 

Os dejo su tarjeta para que si vais al mercado no dejéis de probarlos, me lo agradeceréis.

Cuando por fin conseguimos llegar al coche salimos de camino a Taormina, donde tendríamos nuestro campamento base para el resto de los días en Sicilia. Para abrir boca os diré que nos alojamos en el Hotel: Belmond Grand Hotel Timeo de 5*, una verdadera maravilla por su ubicación, vistas, instalaciones…sinceramente no se puede pedir más. Te daban ganas de quedarte todo el día en ese oasis para disfrutarlo a tope pero todavía nos quedaba mucho por descubrir en Sicilia.

La mañana siguiente después de un estupendo desayuno como hacía buen tiempo nos fuimos a hacer senderismo de hora y media por los cráteres del Etna. Después de disfrutar de los paisajes y pasar de camino por una bodega, nos acercamos a conocer Catania.

Catania es la segunda ciudad de Sicilia por detrás de Palermo, es patrimonio histórico de la humanidad y actualmente muchos de sus monumentos están siendo restaurados para llevarlos a su antiguo esplendor. Su origen se remonta al 730 a.C. cuando llegaron los griegos por primera vez. Más adelante vendrían a Catania normandos, bizantinos, árabes y españoles,

Pasando por Vía Etnea, encontramos Vía dei Crociferi, una de las más hermosas calles barrocas de Italia, llena de iglesias, cerrada en el norte por Villa Cerami (Hoy la facultad de leyes). El tour continuo a Plaza Vincenzo Bellini, famosa por el Teatro Massimo, llegamos también a Plaza Duomo donde conocimos “u liotru”, el elefante simbolo de la ciudad y del Duomo.

Si algo me llamó la atención En Catania fue el color de la mayoría de los edificios, un gris oscuro en contraste con molduras y columnas blancas, la guía me contó que se debía a que se construían con roca volcánica. El contraste es precioso y a mí me encantó. Incluso en el interior del Duomo ese contraste se hace mayor.

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Después de algunas paradas para picoteo y descanso, una vez terminamos de ver Catania, el cansancio de un día tan largo nos pedía descanso a gritos y volvimos a Taormina para disfrutar del hotel, cena incluida.

Al día siguiente tras el merecido reposo en el Belmond Grand Hotel Timeo, nos fuimos a conocer el lugar donde se rodó una gran parte de la película El padrino (Il Padrino en italiano). Aunque se registró con su nombre actual en 1415, la ciudad probablemente data de la primera mitad del siglo XII cuando se construyó una fortaleza normanda. Savoca no es una ciudad turística, es una ciudad «local» situada en las estribaciones de las montañas Peloritiani. ¿Qué lo hace diferente a las otras ciudades? Aquí es donde Al Pacino y Cast rodaron la película El Padrino. Seguir sus pasos y visitar los lugares que a menudo se muestran a lo largo de la película traerá muchos recuerdos.

Fue «imprescindible» la parada para tomar un granizado de limón en el famoso café Vitelli, uno de los lugares favoritos de Coppola, y visto muchas veces a lo largo de la película.

Luego fuimos a la iglesia de Santa Lucía donde se filmó la escena de la boda entre Apollonia y Michael. Continúa con un agradable paseo por Forza D’Agro donde se rodó la escena de Michael Corleone caminando con sus amigos. También visitamos el Castello degli Schiavi, donde se llevaron a cabo muchas de las escenas de todas las películas de El Padrino Y como remate del viaje, dedicamos todas nuestras ganas en conocer Taormina, que aunque pequeña tiene un encanto que te embauca, ubicada en lo alto de un monte es una de las reconocidas joyas sicilianas. Gracias a que el centro de Taormina es peatonal puedes pasear despreocupada y tranquilamente, viendo escaparates de tiendas de recuerdos, de moda y de antigüedades…una delicia.

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Fue refugio de reconocidos escritores, famosos artistas, ricos anónimos y miembros de la realeza. No es de extrañar ya que su ubicación, en la cima del Monte Tauros, no regala unas vistas panorámicas irrepetibles desde el mirador de la plaza donde se encuentra la antigua Iglesia de San Agostino, la iglesia barroca de San Giussepe y la Torre del Reloj.

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Sólo podemos despedirnos de esta delicia con la frase de Goethe: decía que Taormina era un “paraíso en la Tierra.”

¡Adiós Sicilia, no te olvidaremos!

 

FIN TERCERA PARTE